El síndrome Guillain-Barré es un trastorno autoinmune en el que el sistema inmunitario del cuerpo ataca parte del sistema nervioso por error. Se desconoce su causa exacta pero se ha observado que puede aparecer luego de una infección viral (influenza, gastroenteritis, neumonía por micoplasma, herpes simple, mononucleosis, lupus eritematoso sistémico y enfermedad de Hodgkin, entre otras) a cualquier edad, aunque es más común entre los 30 y 50 años.
El síndrome afecta a la cubierta del nervio, llamada vaina de mielina y, como consecuencia, las señales nerviosas son transmitidas de manera más lenta. De esta manera, los nervios pierden eficacia y los músculos comienzan a perder su capacidad de responder a las órdenes cerebrales.
El síndrome Guillain-Barré puede aparecer de manera brusca o, por el contrario, desarrollarse a lo largo de días o semanas. Los primeros síntomas en presentarse suelen ser debilidad muscular y entumecimiento de pies o manos, que puede extenderse rápidamente al resto del cuerpo. La parálisis también suele darse, afectando ambos lados del cuerpo. En general, comienza en las piernas y luego se disemina a los brazos (parálisis ascendente). Otros síntomas recurrentes son: pérdida de reflejos en brazos y piernas, dolor o sensibilidad muscular (similar a un calambre), movimiento descoordinado, hipotensión arterial, frecuencia cardíaca anormal, visión borrosa y doble, dificultad respiratoria, dificultad para deglutir, babeo, desmayo y mareos, entre otros. En los casos más graves del síndrome también pueden verse afectados los músculos respiratorios y, como consecuencia, el paciente necesita respiración artificial.
Hasta la fecha, no existe cura para el síndrome Guillain-Barré. El tratamiento consiste sobre todo en manejar y reducir los síntomas, tratar las complicaciones y acelerar la recuperación a través de dos procedimientos: la plasmaféresis, durante la cual se retiran los anticuerpos de la sangre, y la inmunoglobulina intravenosa, durante la cual los anticuerpos sanos bloquean los anticuerpos que causan la enfermedad.
Una vez que el paciente ha recibido el tratamiento apropiado y se han estabilizado las posibles complicaciones médicas de su condición, es imprescindible que realice un programa de rehabilitación en un centro especializado que trabaje sobre las funciones perdidas de manera interdisciplinaria.